domingo, 13 de diciembre de 2015

Gracias a la vida.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Gracias a la vida, por darme el amanecer, el alba y el rocío. Por darme el crepúsculo y la luna, y las nubes que esconden al sol en las tardes de verano. Gracias a la vida por darme la tierra, la arena, el mar, los árboles y las montañas donde tantas veces he huido del mundo para encontrarme a mí misma. Gracias a la vida por darme mis manos y hacerme notar el calor en la piel de alguien que me deseaba, el vello erizado de alguien que se sorprendía, la entrepierna de alguien que se consumía en pasión, incluso me hizo notar el frío en un cuerpo sin vida. Gracias a la vida por darme mis ojos, por permitirme mirar los mil colores del cielo, por que me dejó observar durante horas los ojos de alguien a quien amaba, mirar la cara de mi hijo cuando por primera vez él abrió sus ojos, por permitirme ver como él veía. Gracias a la vida porque me dio mis oídos, con ellos he escuchado las más bonitas palabras de amor, con ellos he oído las canciones que han marcado mi vida, y la respiración de alguien que dormía cerca de mi. Con ellos he oído la música de mi vida, la melodía que marca mis años, mis pasos. Con ellos oí mis silencios, y otros silencios que desvelaron los sentimientos más grandes jamás encontrados. Escuché a mi hijo decir “mamá”, y con ellos pude marcar su risa y su llanto como mis dos sonidos favoritos en el mundo. Gracias por darme mi garganta, para decir lo que pienso, para declararme a mil personas que fueron, que pasaron, que son, que están y para todas a las que ya me he declarado pero aún no han llegado. Gracias por mi boca que ha podido saborear unos labios ansiosos, lo dulce, lo amargo, lo ácido… gracias por ella y por todos los besos que ha dado, y que aún le quedan por dar. Gracias por mi nariz y todos los maravillosos y horribles olores que ha percibido; por aquel olor a sexo, por poder oler un cabello húmedo, el tabaco y el café, la colonia de mi padre y la comida de mi madre desde el portal. Gracias a la vida por mis piernas que tan lejos me han llevado, que tantos pasos han dado en busca de algo que yo quería. Gracias a la vida por las personas que estuvieron, que están, y por las que vengan. Por todas; por aquella amiga que me traicionó, por aquel chico que me dañó, por los que no han sabido quererme, por los que me han amado con toda su alma, por los que aún me aman, por aquellos a los que yo no supe querer como me querían ellos a mi, por aquellos a los que dañé, a los que mentí. Gracias a la vida por mis amigas, por sus risas, por sus enfados, por sus corazones cada uno formado de diferentes experiencias pero todos grandes y puros. Gracias por ponerlas en mi camino y por darme la fuerza necesaria que la amistad implica para conservarlas. Gracias por mis amigos, por esos maravillosos hombres y sus ganas de hacerme reír a menudo, por sus bromas pesadas y por todos esos abrazos que me dan. Gracias por mi familia, porque son los cimientos más importantes que componen mi vida, por nuestra unión y nuestro amor unos a los otros que sobrepasa todas las tensiones y los malos ratos. Por dejar que la disfrute y me enorgullezca de ella, de principio a fin, hagan lo que hagan y sean como sean porque ante todo, son mi vida. Gracias por mi padre. Gracias por dejar que él fuese mi gran amor, por enamorarme de él y de esa manera tan increíble suya de ser. Gracias por dejarme maravilloso momentos en la mente, y gracias por lo malo que conllevaba amarlo. Incluso creo que gracias por quitármelo, porque quizás, si ese dolor profundo no hubiese invadido mi alma, todo lo que he escrito anteriormente no sería nada. Gracias por todos los hombres a los que he amado, ya haya sido un segundo, un minuto o los ame toda la eternidad. Por los que me cuidaron, amaron, mimaron… por los que me dañaron y se arrepintieron, por los que me dañaron y se marcharon, y por todos los que quedan por venir. Y gracias por mi hijo… gracias a la vida por mi hijo. Por su sonrisa de por las mañanas, por su llanto cuando algo no es como él desea, por mis impaciencias y mis frustraciones por pensar que no lo hago bien. Gracias por sus manos que me acarician, por su boca que me nombra a todas horas, que me besa… gracias por su mirada, que me salva, que me libera, que me hace siempre ser mejor. Gracias a la vida que un día me hizo valiente y me premió con su amor infinito, con su ilusión, con su esperanza y su fe en mí, con su inocencia y sus maravillosas ganas de vivir. Gracias a la vida por hacerme testaruda, cabezona, con carácter, fuerte e implacable, borde y respondona, imprevisible y desquiciante, pero sobre todo gracias por darme mi manera de pensar, por hacerme risueña y payasa, por hacerme impulsiva, loca, bondadosa. Por no saber lo que es la vanidad, por no hacerme frágil ni dependiente, por no hacerme sumisa. Gracias a la vida por hacerme libre. Gracias a la vida, por darme vida y ganas de vivir. Por darme el dolor y el sufrimiento y la felicidad y el amor. Por cuando me rompió el alma en mil pedazos y cuando unió todas sus partes con una nueva ilusión. Por los quebrantos y pro cuando me resquebrajó, y por la dicha de saber que todo en la vida pasa y que siempre, detrás de cada caída volvería a ser feliz. Gracias a la vida, por lo malo y lo bueno, por lo blanco y lo negro, por hacerme ser quien soy, hacer lo que hago, sentir como siento. Por tener mucho y no poseer nada. Por los míos y por lo mío, y por mí.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.

https://www.youtube.com/watch?v=vp-7fIwLdng