sábado, 29 de septiembre de 2012

Felicidades papá.


¿Qué se siente? Me pregunto cada noche cuando miro al cielo y la luna parece una muda y clara oyente. ¿Qué se siente, padre, qué se siente?  ¿Dónde estás, y... por qué? ¿Qué hiciste mal? Creo que yo lo sé. Tanta fe, tanta esperanza, se acumularon como una gran bola de papel, que acabamos tirando al retrete, esa noche, ese dieciocho de septiembre, ilusiones, planes y futuro, que decían adiós con la melodía más amarga que puede escuchar alguien: la melodía de ese último suspiro, que dice adiós. A veces pienso que se ha congelado el tiempo, que ha pasado todo, y a  la vez nada, que sigues aquí. Otras en cambio pienso que te fuiste antes de que tu corazón decidiera no volver a latir. ¿Qué se siente papá? Porque yo ni siquiera sé si siento. No has terminado de vernos crecer, de vernos ser alguien, de vernos avanzar y escoger nuestros caminos, quizás acertados, quizás equivocados, ¿qué más da? No has visto como la lluvia borraba huellas y el tiempo las ha consolidado, como si fuesen marcas en el cemento. ¿Qué se siente al ser esa corriente de ausencia que deja una estela de dolor y recuerdos? ¿Te ha merecido la pena? No has conocido a mi primer amor, quizás ni sepas que me he enamorado. No has visto como he abandonado lugares de un portazo, ni como he permanecido en otros con lágrimas en los ojos. No has visto como he retomado sendas ni como he cerrado caminos, como he abierto metas ni he creado sueños. No sabes ya lo que es que el sol te queme, que la luz te despierte por las mañanas, ni siquiera recordaras el sonido del mar rompiendo en la orilla, ese sonido que tanto nos gustaba. Seguro que no te acuerdas del olor a campo mojado, de los despertares de enero con las nubes y el sol escondido entre ellas, como principales guardianes del océano. Seguro que ya has olvidado ese baile que el viento hacía bailar a las cañas, postradas en la playa. ¿Y de los castillos de arena? De horas de trabajo para que luego él viniese a saltar encima y lo destrozase todo. Él... ¿te acuerdas de él papá? Porque yo cada día que me despierto y lo veo dormir en la cama, siento miedo. Crece, y a cada momento es alguien diferente, sin dejar de ser él. Y me pregunto a veces ¿quién será? ¿Qué hará? ¿En qué se convertirá? Mi amigo, mi niño pequeño, mi hermano... ¿Y de ella? ¿La recuerdas? Sí, lo sé. Quizás, de ella es de la que más te acuerdes ¿verdad? ¿Qué se siente papá?  Cuarenta y dos años. ¿Te acuerda del sabor de la tarta? De nata y yema, como siempre  ¿Y de como se soplan las velas? ¿Y de como se abre un regalo? Con impaciencia e ilusión  No te preocupes, no llores, no estés mal. Para eso estoy yo aquí, para recordártelo todo, para hacerte sonreír. Me he enamorado, él es maravilloso, ojalá lo conocieses. Es simpático, guapo, cariñoso, tiene carácter, pero es la mejor persona que he conocido nunca, la mejor, papá. Es tan distinto, tan diferente a todos, tan impredecible. Una sorpresa constante, tiene en la cara escrita la palabra "ilusión", ¿sabes por qué? Porque es mi ilusión, la de levantarme cada mañana, la de echarme a caminar, la de sonreír. Es increíble, de distinta forma, pero increíble; como lo eras tú. Todos seguimos juntos, con peleas y disputas, pero juntos, haciendo eco en el mundo del gran significado de esa palabra que llena corazones y vidas: familia. El mar sigue bravo, siendo mi fiel compañero, siendo mi lugar, siendo mi verdadero hogar. Las cañas siguen bailando al ritmo del viento, y el cascabel sigue sonando de vez en cuando. Las olas siguen haciendo su música junto a las piedras de la orilla, y los castillos de arena siguen siendo el pasatiempo de los veranos. Ella ha cambiado, como todos supongo. Pero sigue ahí, de una manera u otra, se esfuerza y lucha. Sigue siendo mamá. Y él... te echa demasiado de menos. En cada silencio cuando se menciona tu nombre, y en cada sonrisa al recordar un buen momento. Te echa de menos con el brillo de sus ojos cuando ve una foto, y con la fuerza de su voz... cuando dice "papá". Sigues siendo su loco, complicado y maravilloso guardián, su compañero, su amigo, su colega... su padre. En cuanto a la tarta sigue siendo dulce y yo sigo teniendo que soplar dos veces para apagar todas las velas. Todo ha cambiado brutalmente, pero las cosas importantes, siguen siendo igual. Seguimos siendo una familia, seguimos juntos, los cuatro, contigo también. Seguimos siendo grandes, seguimos siendo tú. Y no estés triste papá, no llores si no recuerdas ciertas cosas. Para eso estamos, para eso estoy, para recordarte las veces que haga falta como es el mundo, como es nuestro mundo, y como tú sigues formando parte de él. Bienvenido papá. Bienvenido un año más al  recuerdo, a los cambios, a los sentimientos, al amor. Bienvenido a la vida, a casa, a tu hogar. Un año más, felicidades.

martes, 25 de septiembre de 2012

Dos de felicidad para llevar, por favor.

Efímera. Así definiría yo la felicidad con certeza. Efímera, brusca y radical. Extremista, de todo o nada, y con tendencia a desaparecer cuando menos lo esperas. ¿Quién soy? ¿Acaso no os lo habéis preguntado nunca? Yo sí. ¿Por qué hago cosas de las que me arrepiento? ¿Y esta manía de luchar siempre, pase lo que pase, de dónde viene? ¿Será tal vez porque nunca nadie ha luchado por mi? ¿Quiero demostrar algo? Y si es así, ¿a quién? ¿a ellos? ¿O a mi misma? Que más da lo que sea.
Mil caras. Sí, la chica de las mil caras, así me definía una persona que a decir verdad, aún no sé si ha hecho más mal o más bien en mi vida, supongo que no me importa teniendo en cuenta que es la que más ha hecho por mi ¿no? La sangre, o eso dicen. ¿Soy libre? Aún no lo se. Quizás si, quizás pueda coger cuatro trapos en una mochila y no decir siquiera un triste "Adiós". Pero.. ¿y mi corazón? ¿es libre? A veces lo dudo. ¿Quiero ser libre? Porque la libertad implica una cierta ignorancia a cosas... que un día te hicieron vivir. ¿Quiero desprenderme de esas cosas? ¿Ignorarlas, olvidadlas? Siempre soy yo, dentro de las mil caras, pero.. ¿Quiero que eso lo sepa alguien? Quizás la pregunta correcta no es quienes somos, sino.. ¿Qué queremos? ¿Ser felices? yo creo que la felicidad es un termino demasiado usual como para centrar algo tan valioso e importante como nuestra propia vida en ella. No sé, puede que andemos tan directos en la dirección de una felicidad genérica, que nos olvidamos de los detalles, de esas cosas que sin darte cuenta hacen mella en el alma, y aunque sea por un solo segundo, te hace replantearte muchas cosas.
 ¿Por qué no nos vale con esa sonrisa que nos sale de dentro, cuando estamos dando clase y de repente aparece ese número que ha marcado un capítulo importante en tu vida? Esa sonrisa, de 3 segundos, es felicidad. Pero nosotros, inconformistas, no nos damos por satisfechos con eso ¿verdad?. En el fondo queremos cosas simples, solo que las adjuntamos a una palabra demasiado grande, demasiado épica, y ¿por qué no? demasiado típica. Y en el fondo, solo queremos un "y yo" como respuesta a un te quiero, un "buenas noches, que descanses" antes de dormir. Estamos deseando llegar a casa y encontrarnos un "¿Cómo te ha ido el día?" o un simple "¿Estás bien?". Solo queremos alguien que sepa cuando darte un abrazo y felicitarte, y cuando no sentirse orgullosos de ti y decírtelo. Alguien que sepa abrirte la mente, el alma, el corazón, y ¿para qué mentir? también las piernas. Alguien que te coma a besos y te duerma a caricias, alguien que no le haga falta decirle por qué estás mal, antes de que te esté contestando "ven conmigo, pasa de todos". Alguien que te tire del pelo cuando estas despistada, que te tape los ojos cuando venga por detrás, que te ponga un mote cariñoso y te haga cosquillas para hacerte rabiar. Queremos a alguien con quien discutir y desahogarnos y antes de decir "¿por qué?" sea el primero que esté a nuestro lado, apoyándonos hasta el final. Queremos a alguien para lo bueno y lo malo, incondicionalmente. Todos queremos un mensaje en mitad de la noche con un "estoy pensando en ti", un "te echo de menos" después de 3 días sin veros, un "eres preciosa" cuando ve una foto tuya. Saber que le importamos a alguien. ¿Qué queremos? ¿Felicidad? ¿Y eso que es? ¿Cuántas veces os pregunta vuestra mejor amiga como estáis, o vuestra madre como os ha ido el día?¿ Cuántas veces vuestro hermano os tira del pelo? ¿Por qué eso no os sirve? Decidme. Felicidad, ¿qué cojones es eso? Una mísera palabra de nueve letras que con el tiempo, ha perdido todo su significado moral. Felicidad es despertar cada día por la mañana y decir, "merece la pena levantarse". Felicidad es poder dormir tranquila sabiendo que al despertar, habrá alguien. Para muchos la felicidad no es más que una meta, una expectativa.Y no, la felicidad es un modo de pensar, de ver las cosas, de sentir. Es una libertad a medias, es una sonrisa, son las galletas de la abuela y las comidas familiares de los domingos. La primera palabra de tu primo pequeño y las anécdotas del abuelo. Los chistes de papá y los consejos de mamá. Los cuentos que nos lee nuestro hermano mayor por la noche, y el "muchas gracias" de un compañero de clase cuando le prestamos los apuntes. ¿Por qué no podemos verlo? Eso es felicidad. FELICIDAD. De la de verdad, de la que llena el alma y enciende el corazón. De la que te despierta, de la que te enseña.. de la que nunca se va, por más que te empeñes en ver otra cosa. Felicidad, de la más pura que existe. La felicidad de poder ver la luna esta noche. De saber lo que es mojarte con la lluvia y quemarte por el sol. De saber lo que es el amor, la amistad, el cariño e incluso el propio desprecio. De saber que a pesar de miles de piedras sigues en pié, de la fuerza, la valentía. La felicidad de saber que mañana me seguirá mereciendo la pena abrir los ojos a pesar de las adversidades. Esa es la verdadera felicidad, aprender. Y hoy doy gracias por haber aprendido, aprender a conformarme con eso, a valorar lo más importante que puede tener alguien en el mundo. La felicidad más plena que existe; la felicidad de seguir viva.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Vestidos de cobardes.

Amantes. Amantes que se aman, pero que no deben amarse. ¿Querer o deber? A veces hay que elegir, tomar decisiones, seguir ciertos caminos. La vida es por norma, para las cosas del corazón, extremista. De derechas o de izquierdas, blanco o negro, ahora o nunca. Y el corazón.. ¿qué sabrá el de extremos? Si es solo una pequeña bola que a menudo comete errores, y aciertos. Él no es mas que un ciego irresponsable que se mueve al sonido de las hojas de los árboles que mueve el viento. Él no es más que un sordo que se enamora de música, palabras, promesas y sueños. Es una víctima culpable, es la verdad más mentirosa, no es más que un vaso en la cubertería de la vida, un vaso necesario para beber que alguna vez se rompe y corta, que hace daño, que provoca heridas y dibuja recuerdos que ahogan al alma en esa pregunta tan absurda e imprescindible que cada noche tortura a la mayoría de las mentes; ¿Por qué?.
Amantes, amantes con corazones mudos que se hablan a gritos en mitad del silencio, amantes que disfrazan sus ganas entre miradas, sonrisas y besos, que no entienden de culpabilidad ni deber. Pues el corazón es de los pocos, al que no se le pueden imponer leyes. Amantes que la vida puso en caminos distintos, amantes con rutas que la vida les ha trazado. Amantes que se han encontrado en el claro de un bosque profundo donde la rutina y la desesperación, han sembrado sus semillas dejando crecer en dos personas que un día el uno para el otro no fueron "nada", ese árbol de hojas secas y frutos amargos, llamado infelicidad. Deseos que corren por la piel de una mujer centrada en que su libertad, es vivir atada a órdenes directas de quien no vive su vida, de quien no se preocupa por hacerla cada noche sonreír. Una mujer que vio en los ojos de un hombre, su vía de escape. Y fue allí, en esos ojos color otoño de ese hombre con sonrisa húmeda, palabras embrujadas y corazón caliente, donde por primera vez en muchísimo tiempo, dejo de preguntarse por que. Y, ¿sueños? ¿qué hay de los sueños? De los sueños de un hombre que la vida ha echo más mayor de lo que es, de un hombre que se apaga un poco más cada amanecer, de un hombre que vive para los demás. ¿Qué hay de sus ganas de abrazarla, de sentirla dentro, de amarla? ¿Acaso no importa como él divaga entre la vida y la muerte cada vez que mira y ve la esperanza en los ojos de esa muchacha que le sonríe callada, mientras le suplica que la salve? Se amaban. Estaban enamorados, y probablemente, aún lo estén. ¿Sabéis? El que dirán los demás es algo que te encierra en una prisión de papel. de las que pocos son capaces de escapar. Te ahoga en un mar de dudas, y sobre todo, la conciencia. Ese maldito que dirán que manipula a la conciencia como quiere y cada día la amenaza; "no dormirás tranquila si me abandonas en la carretera solitaria de la indiferencia". ¿Valor o miedo? A veces hay pulsos en los que no se sabe quien ganará, este es uno de ellos. ¿Y ahora? ¿Qué será de la vida de esa chica que durante ciertos meses andaba a su casa haciendo más largo el camino mientras dejaba escapar por su boca ilusiones y felicidad que alguien que de verdad la amaba por lo que era, y no por lo que le daba, escuchaba detrás de ese teléfono que separaba dos vidas distintas que se unieron buscando refugio la una en la otra?. Nadie lo sabe aún. Solo que esos amantes que morían por vivir siendo solo una persona, siguieron sus caminos separados, por la senda difícil y cruel de la vida. Y ahí intervino esa bola que había cometido tantos errores. Gritó a ese hombre en una calma inmensa y un silencio abrumador que solo él era capaz de escuchar, eso que tanto tiempo, sin querer, esperó a oír; "Vete, este no es tu camino. Y esta vez, estoy acertando". Y acertó. ¿Creéis que ella ha escuchado a su corazón? ¿Creéis que lo ha ignorado solo por ese maldito embustero del "que dirán"? Siempre será un misterio. Lo que si es seguro, que cada noche, cuando se acuesta y abraza al hombre equivocado, cuando cierra los ojos, recuerda. Recuerda una broma constante que un día se hace realidad, recuerda una canción que marca un momento en su vida, como la tinta marca imborrable el papel. Recuerda un número escrito en un trozo de papel que podría estar premiado. Un número que simboliza eso que aún nadie le había dicho, "pase lo que pase, mi mayor premio, has sido y siempre serás tú". Recuerda cada paseo, cada mirada, cada conversación. Cada plan, cada sonrisa sentada en ese mostrador solo pensando que un día todo, podría ser de verdad. Algo más que una historia que una mente ilusionada y un corazón deseoso pueden crear.. Y cuando abre los ojos cada mañana, y ve que despierta al lado de un hombre al que amó, pero al que ya no ama ni  podrá amar nunca más.. agachará la cabeza y volverá a ese mismo camino que la lleva a recoger los frutos de ese árbol que crece en su interior. Ese camino en el que él no aparece, ese camino desviado. Y cuando está a solas, levanta su cabeza agachada, y, casi sin querer, se le resbala una lágrima por la mejilla. Se toca el corazón, respira, y se dice en silencio "¿me estoy equivocando?" Pero antes de preguntar, ya se ha respondido sola. Y ahí está esa diminuta bola, repitiéndole cada día a gritos en mitad de su silencio, lo tonta que es, por hacerse prisionera del "que dirán" e ignorar al único que tiene derecho y poder para guiarla; el  verdadero amor.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Imparable

¿Cómo definir la vida? Eso es lo que se pregunta sentada en la orilla. ¿Qué podríamos decir de ella? La verdad que nunca se lo ha preguntado. Pero hoy, tiene un día de esos en los que sabe que va a pasar, antes de que pase. Podríamos decir que aún sin llegar al final, ella ya sabe los créditos de la película: "Gracias por todo, te quiero, pero adiós". Sonríe. "Lo sabía" se dice así misma. "Le dije que se cansaría de mí antes de lo que él esperaba". Mira a la arena, y escribe esa palabra. Luego, llega una ola, sin avisar, silenciosa y morbosa, y se la lleva, se la arranca del borde de los pies. Afirmándole, gritándole silenciosamente en cada gota de ese agua salada lo que ella ya viene sabiendo desde hace días; "prepárate a sufrir". Mira como la ola rompe, y se lleva lo que le queda de ese amor, esa palabra, y piensa "¿Esto es la vida? ¿Una ola?" Agacha la cabeza, y rompe a llorar. "¿Qué es la vida?" No le importa. "¿Qué más da?" Se pregunta ella. Unos la ven efímera, otros lenta, otros repleta de felicidad y otro solo ven en ella dolor y amargura, y un castigo impuesto por algún ser superior, lleno de rencor por no haber cumplido una de las leyes que un día impuso a los que él mismo, quiso llamar "libres". Entonces ve pasar a un chico. Algo mayor que ella, va corriendo por la orilla, parece ir concentrado, decidido. Parece seguro de lo que quiere. Entonces, descubre un juego. Un juego que la evade de su dolor durante unos segundos; "¿Qué es para los demás la vida?".
Quizás para esa mujer de la pamela y el tanga sea algo corto que hay que vivir sin tapujos, complejos ni explicaciones. Quizás lo que la lleve a tener casi 80 años y estar así vestida (si es que a eso se le puede llamar estar vestida) en la playa, sea un dolor que ha cesado, una herida que ha cicatrizado después de una vida basada en la sumisión y esclavitud del "que dirán" de los demás. Quizás ahora, con la muerte acechando y el temor de no levantarse mañana, sea cuando de verdad es libre. Quizás ahora, cuando todos pasan, la miran y se ríen cabizbajos, es cuando de verdad ella es feliz. 
¿Y el chico que corría por la orilla? ¿Que será para él la vida? Seguramente no tenga aún un período de tiempo ajustado y preciso para describirla. Quizás sea deportista, eso parecía al menos. Iba concentrado, seguro, sin mirar alrededor, sudando pero sin refrescarse en el agua, profundizado en el océano de una meta, de una expectativa por cumplir, quizás de un peldaño más que subir, para llegar a un posible sueño. Puede que vea la vida como una carrera de obstáculos, de pruebas que superar, de metas y competencia, de victorias y aprendizaje. A lo mejor a ese chico no le importa cuán larga o corta se la vida, y sólo quiera vivirla para lograr una sola cosa; "ser el mejor".
¿Y ese niño del agua? ¿Qué pensará de la vida? ¿Sabrá lo que es? ¿Se hará una idea? ¿O pensará que es tan fácil como montarse en esa barca de plástico, y remar con las manos un poco más a lo hondo, para que luego papá vaya corriendo a buscarlo y a hacerle cosquillas como "castigo" por hacer una trastada?.. 
Papá, he dicho papá. ¿Y él? ¿Qué pensará papá de la vida ahora que ya no la tiene? ¿Qué le diría a su niña? Jaja, me lo puedo imaginar ¿no?.
Ahora mira al mar, "¿dónde se habrá ido esa palabra? ¿Qué estará haciendo él? ¿Pensará en mi? No lo creo, es temprano, aún estará dormido. ¿Qué estará soñando? ¿Estará igual de guapo que siempre? ¿Me echará de menos? ¿Me seguirá amando?" y de momento otra ola que le rompe en los pies, una ola que la moja y la hace estremecer. Un escalofrío, una invitación informal a inundar su cuerpo y sus pensamientos en ese lugar al que a su punto de vista, ha pertenecido siempre. El mar.Y entonces se pone de pié, y antes de profundizar en el agua, sonríe. "Una ola, sin duda, la vida es una ola". Y se sumerge, ¿en busca de esa palabra? tal vez. Pero se sumerge en esa piscina gigante llena de tesoros, sueños, besos, amor y muerte. En el lugar más peligroso para muchos, en el que un día será principal causante del fin de la existencia humana para otros. Pero entonces saca su cabeza, se retira un mechón de pelo mojado de la cara, y mira hacia arriba. Siete colores, no falla. Y el sol, que deja un camino de luz en ese espejo del cielo, un camino que lleva a infinitas partes, un camino sin fin. Y sonríe, mientras llora. Lo va a echar de menos, mucho de menos. Porque para ella él, era como el mar. Para muchos una copa envenenada, para otros el principal causante de su fin. Pero para ella, no era más que su vida, su ola. Sí, sin duda él era como el mar para ella. No le veía el peligro,el dolor, el riesgo. Él no era más que su hogar.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Amor: con seis letras. (parte-1)

Ahora, solo me queda escribirte aquí. Digamos que lo que antes te decía mirándote a los ojos o escribiéndolo en una carta que te dejaría encima de tu cama, a la que llegarías mediante un juego absurdo de niños, escondiendo papelitos con pistas por toda la casa. Pistas que te llevaban a mi vida, a mi mundo, a mi amor, a mis ganas. Pistas que te acercaban cada vez más a entrar a ese lugar del que queriendo o sin querer, te hiciste dueño y señor. Ese que se esconde en el pecho y ahora que no estás, parece haber cesado sus latidos. Ahora, solo aquí puedo contarte lo que siento, pienso y quiero, aunque teniendo en cuenta a quien va dirigido este texto, tu todo eso ya lo sabes, lo sabes desde siempre. Podría inundarte a recuerdos maravillosos, que tal vez te hagan sonreír, recuerdos en una playa alejados del mundo, en la puerta de una azotea, de un bloque lleno de vecinos, escondidos y enamorados. Recuerdos de una niña idiota que corre a la puerta de una iglesia para encontrarse con lo que más quiere en el mundo. Recuerdos que ahora se escriben en un trozo de papel, y nos disponemos a guardar en esa caja, junto a los otros papeles que han formado parte del libro de nuestra vida, un libro que ya, no vamos a escribir juntos. Me has enseñado a amar y lo que es el amor, lo que vale la gente, la vida, la propia felicidad. Me has enseñado como dos seres tan diferentes, se pueden llegar a amar hasta tal punto, de parecer un amor increíble. Y ojalá pudiese odiarte. Te lo digo de corazón, ojalá pudiese odiarte, pensar en ti y que me llegues a dar asco y repugnancia, tener claro que a pesar del dolor, no volvería a besarte nunca más. Pero lo cierto es que solo se pensar en la última vez que tu piel fue mi piel, que tu boca fue mi boca, la última vez que fuimos nosotros. Y no un triste "tú y yo". ¿Recuerdas cuando te pedía que pararas el tiempo? ¿Por qué no lo hiciste? Dime.. ¿por qué no lo paraste justo en esa parada de autobús, cuando aún podíamos estar juntos, cuando aún podía despertarme cada mañana contigo al otro lado de la cama? ¿Por qué no lo paraste ahí, cuando nuestros sueños entrelazaban nuestros caminos, haciéndolo uno solo? ¿Por qué?.. ¿Lo recuerdas? Sigo odiando esa pregunta. Quizás ahora la odie con todas mis fuerzas, con cada resquicio de este estúpido corazón echo añizcos.. la odio. Pero en la vida no hay tiempo para "ojalases". Has decidido tu camino, has afrontado las dificultades y ahora, eres feliz. Al menos en gran parte, y aunque no me acuesto feliz, al menos lo hago tranquila. ¿Cuándo volveré a escribirte? Mañana, dentro de un mes, un año tal vez. No lo sé. Pero espero que cuando lo vuelva a hacer, mi dolor, el dolor de un amor que se ha roto, haya merecido la pena, para que cada noche al acostarte, lo hagas teniendo eso tan bonito que no todos tenemos el placer de tener siempre; "las ganas de levantarte al día siguiente de la cama". Suerte amor, suerte, y gracias. Te amo y te amaré siempre.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Consejos de un padre.

- Verás, es más sencillo de lo que tú crees.
- ¿Sencillo? Olvidaba que esa palabra existía.
- Pues no la olvides nunca, es más, que la sencillez y la complicidad, estén (aunque parezca un despropósito) en la misma página del diccionario más importante del mundo: el de tu vida.
- Las cosas no son sencillas. Son complicadas, dolorosas y difíciles.
- Las cosas son muchísimo más sencillas de lo que tu piensas. Sólo, hace falta ver más allá. Te lo explicaré.
Los árboles crecen. necesitan ayuda del agua, la tierra, los minerales, el sol y el oxígeno. Tienen un proceso llamado fotosíntesis, dos tipos de savias, productores de millones de tipos de maderas y de miles de tipos de frutos. Tardan millones de años en crecer. Cada otoño, renuevan sus hojas, cada invierno se hielan y se quedan con la fría compañía de sus ramas desiertas, y cada verano se ven a si mismos morir de una sed insaciable que provoca ese calor sofocante, que desprende el sol. Es algo complicado, delicado y difícil, que conlleva tiempo, paciencia y evolución. ¿Verdad?
- Sí.
- Bien, tú eres un árbol.
- ¿Yo? ¿Cómo voy a ser yo un árbol?
- Jaja. Querida, es una metáfora.
- Ya.. me imagino que no tengo la apariencia de un árbol. Pero.. no entiendo esa metáfora, ¿por qué un árbol?
- Porque eres complicada. Necesitas tiempo, paciencia y evolución. Tienes un carácter complicado, un pasado que a veces asusta y un futuro inquietante, lleno de talento, o de desastres. A veces es complicado entenderte, otras soportarte, otras es complicado permanecer a tu lado en sí. Eres como ese árbol, requieres un tiempo y una paciencia extrema, requieres una evolución. Pero, los árboles carecen de algo, que tu, querida, tienes el privilegio de poseer..
- Mmm.. ¿Corazón? ¿Sentimientos? ¿Sentidos?
- Jaja, no. Algo mucho más evidente, mucho más importante. Tienes la oportunidad de decidir. El árbol crece, feliz y paciente, pero a veces, llega un carpintero, un leñador, un escritor. Llegan y lo talan, ¿sabes por qué?
- Claro, porque lo necesitamos para fabricar objetos que ayudan al bienestar de la humanidad.
- Exacto. El carpintero necesita su mesa de madera para ser feliz, y el leñador los troncos para estar caliente y agusto, y el escritor el papel para llevar a cabo su oficio. Todos son felices, en cierto modo, gracias a ese árbol. Pero dime, ¿crees que él estaría dispuesto a sacrificar su bienestar y su tranquilidad por ellos? ¿Crees que estaría ahí si le diesen a elegir?
- No... Por supuesto que no.
- Bien. Ese árbol, es lo más complicado del mundo, pero su fin, es el más sencillo que existe; morir. Pero él, solo es un árbol. Un ser vivo que nace de la madre naturaleza con el fin de morir y sacrificarse para la satisfacción del ser humano. Esa es tu ventaja. Tú estás arriba de la cadena alimenticia, eliges matar animales para comer, eliges talar árboles para fabricarte objetos. Tú puedes elegir. Ese árbol no.
- Sí, pero... ¿elegir qué?
- Elegir ser feliz. No dejes que nadie venga a talarte para su propio beneficio, ni que nadie haga de ti una vulgar mesa como las miles que hay. No dejes que nadie sea feliz a costa de tu infelicidad. No permitas que nadie te cambie, ni consientas ser sumisa de nadie. Querida, eres un ser complejo, pero tu fin es sencillo, morir. Tienes la oportunidad de hacerlo eligiendo ser libre, eligiendo ser tú.
- Pero, ¿y si a la gente no le gusta como soy yo? ¿tendré que cambiar, no?
- ¿Te gustan las margaritas?
- Sí, mucho. Sobre todo unas lilas que vi hace años en el campo. Eran preciosas.
- Bien. Yo las odio, y si hay un color que detesto, es el lila. Ahora dime, ¿dejarán de existir esas margaritas porque yo las odie?
- No.
- Por supuesto, porque esas margaritas crecieron siendo lilas, y no se preocupan de gustarles a todo el mundo, a ellas les basta, hacerte sonreír a ti. El mundo está lleno de margaritas de miles de colores diferentes, cada una al gusto de una persona en sí. Igual que las personas. No siempre le gustaras a todos, y no siempre podrás hacerlos a todos felices. La mayoría no permanecerán a tu lado, y te toparas con muchos que lleguen a odiarte e intente cambiarte. Pero... sólo aquel que se siente a tu lado, y tenga la paciencia y el tiempo como para no cambiarte, y dejarte evolucionar, tendrá el mayor privilegio del mundo.
- ¿Y cuál es ese privilegio? ¿ Vivir la complicidad de una vida llena de obstáculos junto a una loca que no sabe lo que quiere?
- No. Tendrá el privilegio de ser feliz con tu mirada, tu sonrisa, tu corazón. Tendrá el privilegio de levantarse cada mañana a tu lado, de ver tu mal carácter y ser el único que conozca tu lado tierno. Y después de ver la complicidad de tu persona y sus maravillosos defectos, y sus encantadoras virtudes, deseará con todas sus fuerzas vivir la sencillez de la vida.
- ¿Morir?
- Efectivamente.
- ¿Y se puede saber que tiene eso de bonito?
- Que sólo querrá morir contigo. Debes de aprender algo, quien de verdad te ama, es capaz de superar contigo los obstáculos y adversidades, y de desear pasar a su lado sus mejores momentos. Solo quien te da tiempo, paciencia, y te deja evolucionar, merece disfrutar de la sombra más placentera que esta vida podría ofrecer. La sombra de un amor, que durará siempre. Hasta más allá de la sencillez y la complicidad de la vida. Tú, eres complicada, difícil y dolorosa.. pero eres increíble. No permitas que cuando llegue tu hora de marchitar, de talarte, de morir, sea junto a cualquiera. Alguien tan maravillosa como tú, se merece algo más que ser un árbol que acaba convirtiéndose en otra caja de pino más, ¿no crees?
- ¿Sabes, papá? Creo que la vida es difícil y complicada, creo que yo soy un desastre.
- ¿Y?
- Pues que tal vez sea tan complicada, porque merezco ser feliz. Todo lo feliz que no he sido este tiempo atrás.
- ¿Y que significa eso pequeña?
- Eso significa, que un árbol rudo, que no se puede talar, es el único capaz de dar una buena sombra. Quizás papá, solo necesite tiempo y evolución. Quizás, sea complicada, pero.. ¿sabes qué? Por ese mismo echo no dejaré que cualquiera tenga el privilegio de vivir la sencillez de la vida a mi lado.
- Jaja.
- ¿De qué te ríes?
- De que solo una loca testaruda que no sabe lo que quiere, como tú, es capaz de ser tan maravillosa.
- Jaja.
- Buenas noches pequeña.
- Buenas noches, papá.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Recordatorios mensuales.

Se ha quedado grabado.
Después de un cierto tiempo, me pregunto, ¿ha valido la pena?. Amores de carreteras, deseos ahogados en una copa cualquiera de una discoteca barata donde vas para olvidar, y lo único que olvidas son tus principios. Espera, ¿princi qué? Quizás ya no tenga de esos.
 Adolescencia. Amor. Pero no un amor cualquiera. Sé que lo recuerdas, se ha quedado grabado.
Besos que parecían no acabar nunca, y manos, sobre todo manos curiosas dispuestas a encontrar una vez más en el cuerpo del otro algo nuevo que descubrir, una curva no encontrada y oculta jugando al escondite con tu piel, provocando y tentando a tu imaginación. Gotas de sudor que gritaban "no pares", el éxtasis de dos cuerpos que forman uno, ese aroma a "aráñame la espalda y tírame del pelo" que tanto nos gustaba. El café de por las mañanas, mitad leche y mitad café, dos cucharadas de azúcar, y templado. El beso de buenos días, una mezcla de "encantada de despertar contigo" y "la noche ha sido demasiado corta, mis labios tienen ganas de tu cuello, aún". La pasión. Para ser sinceros cariño, éramos dos almas perdidas que se habían encontrado en un lugar al que había llegado por motivos distintos, pero con un mismo fin, curarse las heridas. El dolor, fue nuestro puente. El sufrimiento provocado por una vida corta e interesada de hacer de nosotros dos seres que sabían más de lo que deberían, sobre todo, de ti. Pero sabíamos cicatrizar en silencio, sabíamos curarnos con caricias y odiarnos hasta tal punto de querer matarnos mutuamente. Eso sí, a amarnos, no nos ganaba nadie. Tal vez fuiste el mayor hijo de puta que había conocido, y reconozco que a veces fui una verdadera zorra, pero eso sí, no había una sola vida en el mundo que valiese más que nosotros. Éramos nuestro propio veneno, pero estábamos dispuestos a morir y a matar para que el otro estuviese a salvo. Si teníamos que morir, moríamos, pero como todo desde un principio, juntos, solos, y con el otro como culpable. Éramos de lo que no había, de lo que el mundo no podía imaginar. Era un amor de esos que huelen a "no se va a acabar nunca". Éramos el uno para el otro, el escondite perfecto. Éramos dos leones agazapados en la selva, esperando a cazar la misma presa. Dos leones que chocaron en su camino y se hicieron enemigos, y por consecuentes, imprescindibles el uno para el otro. Era una magia negra, un ron sin cola, eramos el ejemplo perfecto del magnetismo, los polos, el blanco y el negro, la luz y la sombra. Éramos el por qué más doloroso y el consejo más sabio. Éramos dos seres unidos por un amor, que podía acabar con sus propias vidas, o que por el contrario, podía dominar el mundo. Éramos nuestros mejores sueños, y los directores de la música de orquesta que sonaba en las peores pesadillas. Éramos fuego que quemaba lentamente, la trampa de queso para el ratón, la vida y la muerte, la verdad a medias, el corazón y la mente. Una explosión de sentimientos que explotaban, y formaban una tormenta, ¿de qué? aún no lo sé bien. Solo que eran de esas tormentas que te hacen esconderte debajo de la sábana, cerrar los ojos fuertemente y quedarte dormido pensando "no sé si saldré vivo de ella, pero si lo hago, el sol brillará más fuerte". Fuimos la pasión echa actos, el amor echo miradas, el odio echo palabras y la necesidad echa besos. Fuimos el secreto más grande de nuestra vida, y la verdad escondida en los ojos de todo el mundo. Fuimos grandes, locos, despreocupados, irresponsables, y estábamos enamorados, sobre todo, estábamos enamorados. ¿Ha valido la pena? Después de todo, no puedes borrar lo que se ha quedado grabado en tus sábanas, en tu piel, en tus sueños, en tu vida. No puedes luchar contra lo que se ha quedado grabado, en la eternidad. Ahora dime, ¿ha valido la pena? Tú sabes la respuesta igual de bien que yo.