martes, 25 de septiembre de 2012

Dos de felicidad para llevar, por favor.

Efímera. Así definiría yo la felicidad con certeza. Efímera, brusca y radical. Extremista, de todo o nada, y con tendencia a desaparecer cuando menos lo esperas. ¿Quién soy? ¿Acaso no os lo habéis preguntado nunca? Yo sí. ¿Por qué hago cosas de las que me arrepiento? ¿Y esta manía de luchar siempre, pase lo que pase, de dónde viene? ¿Será tal vez porque nunca nadie ha luchado por mi? ¿Quiero demostrar algo? Y si es así, ¿a quién? ¿a ellos? ¿O a mi misma? Que más da lo que sea.
Mil caras. Sí, la chica de las mil caras, así me definía una persona que a decir verdad, aún no sé si ha hecho más mal o más bien en mi vida, supongo que no me importa teniendo en cuenta que es la que más ha hecho por mi ¿no? La sangre, o eso dicen. ¿Soy libre? Aún no lo se. Quizás si, quizás pueda coger cuatro trapos en una mochila y no decir siquiera un triste "Adiós". Pero.. ¿y mi corazón? ¿es libre? A veces lo dudo. ¿Quiero ser libre? Porque la libertad implica una cierta ignorancia a cosas... que un día te hicieron vivir. ¿Quiero desprenderme de esas cosas? ¿Ignorarlas, olvidadlas? Siempre soy yo, dentro de las mil caras, pero.. ¿Quiero que eso lo sepa alguien? Quizás la pregunta correcta no es quienes somos, sino.. ¿Qué queremos? ¿Ser felices? yo creo que la felicidad es un termino demasiado usual como para centrar algo tan valioso e importante como nuestra propia vida en ella. No sé, puede que andemos tan directos en la dirección de una felicidad genérica, que nos olvidamos de los detalles, de esas cosas que sin darte cuenta hacen mella en el alma, y aunque sea por un solo segundo, te hace replantearte muchas cosas.
 ¿Por qué no nos vale con esa sonrisa que nos sale de dentro, cuando estamos dando clase y de repente aparece ese número que ha marcado un capítulo importante en tu vida? Esa sonrisa, de 3 segundos, es felicidad. Pero nosotros, inconformistas, no nos damos por satisfechos con eso ¿verdad?. En el fondo queremos cosas simples, solo que las adjuntamos a una palabra demasiado grande, demasiado épica, y ¿por qué no? demasiado típica. Y en el fondo, solo queremos un "y yo" como respuesta a un te quiero, un "buenas noches, que descanses" antes de dormir. Estamos deseando llegar a casa y encontrarnos un "¿Cómo te ha ido el día?" o un simple "¿Estás bien?". Solo queremos alguien que sepa cuando darte un abrazo y felicitarte, y cuando no sentirse orgullosos de ti y decírtelo. Alguien que sepa abrirte la mente, el alma, el corazón, y ¿para qué mentir? también las piernas. Alguien que te coma a besos y te duerma a caricias, alguien que no le haga falta decirle por qué estás mal, antes de que te esté contestando "ven conmigo, pasa de todos". Alguien que te tire del pelo cuando estas despistada, que te tape los ojos cuando venga por detrás, que te ponga un mote cariñoso y te haga cosquillas para hacerte rabiar. Queremos a alguien con quien discutir y desahogarnos y antes de decir "¿por qué?" sea el primero que esté a nuestro lado, apoyándonos hasta el final. Queremos a alguien para lo bueno y lo malo, incondicionalmente. Todos queremos un mensaje en mitad de la noche con un "estoy pensando en ti", un "te echo de menos" después de 3 días sin veros, un "eres preciosa" cuando ve una foto tuya. Saber que le importamos a alguien. ¿Qué queremos? ¿Felicidad? ¿Y eso que es? ¿Cuántas veces os pregunta vuestra mejor amiga como estáis, o vuestra madre como os ha ido el día?¿ Cuántas veces vuestro hermano os tira del pelo? ¿Por qué eso no os sirve? Decidme. Felicidad, ¿qué cojones es eso? Una mísera palabra de nueve letras que con el tiempo, ha perdido todo su significado moral. Felicidad es despertar cada día por la mañana y decir, "merece la pena levantarse". Felicidad es poder dormir tranquila sabiendo que al despertar, habrá alguien. Para muchos la felicidad no es más que una meta, una expectativa.Y no, la felicidad es un modo de pensar, de ver las cosas, de sentir. Es una libertad a medias, es una sonrisa, son las galletas de la abuela y las comidas familiares de los domingos. La primera palabra de tu primo pequeño y las anécdotas del abuelo. Los chistes de papá y los consejos de mamá. Los cuentos que nos lee nuestro hermano mayor por la noche, y el "muchas gracias" de un compañero de clase cuando le prestamos los apuntes. ¿Por qué no podemos verlo? Eso es felicidad. FELICIDAD. De la de verdad, de la que llena el alma y enciende el corazón. De la que te despierta, de la que te enseña.. de la que nunca se va, por más que te empeñes en ver otra cosa. Felicidad, de la más pura que existe. La felicidad de poder ver la luna esta noche. De saber lo que es mojarte con la lluvia y quemarte por el sol. De saber lo que es el amor, la amistad, el cariño e incluso el propio desprecio. De saber que a pesar de miles de piedras sigues en pié, de la fuerza, la valentía. La felicidad de saber que mañana me seguirá mereciendo la pena abrir los ojos a pesar de las adversidades. Esa es la verdadera felicidad, aprender. Y hoy doy gracias por haber aprendido, aprender a conformarme con eso, a valorar lo más importante que puede tener alguien en el mundo. La felicidad más plena que existe; la felicidad de seguir viva.

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