jueves, 26 de enero de 2017

Hermanas. #MariposasDePapel

Sin llevar mi sangre
la miro
y en todos sus latidos
escucho mi vida.
Y la suya.
Al unísono.
Me hace gracia como me cuenta todas sus caídas
Aun sabiendo que ya me he aprendido de memoria sus cicatrices.
Ha sido hermana, madre e incluso novia.
Solo ella puede mirarme y adivinarme entera.
Ya nunca puedo ocultarle nada
¿y lo mejor?
ya nunca quiero.
Es la parte más mía que he dejado a alguien.
Me abriga con sus sonrisas
y para el tiempo con una cerveza y un cigarrillo.
Me da paz y guerra
y me enseña cada día algo nuevo.
Sigue su inercia de decirme la verdad
aunque la verdad a veces me haya dolido más que mil mentiras.
Conoce mis puntos débiles.
Ha memorizado todas las piedras con las que seguiré tropezando
y aun así me sacude el polvo cuando vengo herida,
y me dice con una sonrisa “ya te lo dije”
porque ya me lo dijo.
Y me lo sigue diciendo todos los días.
Sin cansarse, sin desistir, sin abandonarme nunca.
Y me quiere,
se lo noto en su manera de mirarme, incluso cuando está enfadada.
Y después de tantos años sigue siendo mi persona favorita.
Soy feliz cuando la tengo cerca
porque es como mirar a través de un cristal
y poder ver todo lo que yo no soy
y aun así, amarlo como si de mí misma se tratase.
La amo.
Pero sobre todo, y ante todo, la admiro.
Hasta cuando hace las cosas mal.
Rebosa fuerza y coraje
y posee una luz que nunca se apaga.
Es más suya que de nadie
y nunca se cansa de seguir.
Hemos bailado juntas la melodía de la vida.
Hemos llorado,
Reído,
Cantado,
Y hemos aprendido a amar y desamar.
Hemos crecido de la mano,
nos hemos equivocado,
y, durante todo eso
nos hemos querido tanto que hemos roto al mundo.
Cuando la miro veo mi historia.
Mi pasado.
Mi presente.
Mi futuro.
No me veo junto a ella;
La veo en mí.
Me veo en ella.
Porque hemos aprendido a ser una
y nada ha podido con eso.
Mi madre me regaló un hermano.
Y la vida cuatro hermanas,

solo que con otro nombre.