¿Estaba en mí?
Quizás sí. Quizás estaba en mí el no habérmelas dado de
mujer segura cuando te dije que yo sabía controlar la situación. Quizás estaba
en mí pensar que el dolor que otro amor había dejado en mi corazón sería
suficiente como para saber que ahora mismo no era lugar ni momento de volver a
sentir nada por nadie. Y me declaro culpable por meterme en la boca del lobo,
por jugar con fuego creyéndome malabarista. Me declaro culpable por haber sido
tan tonta de no haberte echado cuenta, de no haberte hecho caso, de haber
pensado que yo, por el simple hecho de ser yo iba a ser diferente. Y estaba en
mí saber que no podía volverme loca tu forma de besarme, que no podía quererte
más allá de un rato, que no debía echarte de menos. Estaba en mí saber que no
podía mirarte cuando no te das cuenta, que no debía tener ganas de parar el
tiempo cuando tú estás cerca y que por nada del mundo tengo el derecho a que me
requeme por dentro la idea de que yo sea para ti algo diferente que tú para mí.
Aun conociéndome he decidido meterme en un callejón sin salida que creía que
podía pasar de largo. Que imbécil, pero pensé que tu mirada no bastaría. Y
basta, y tanto que basta. Y tu forma de sonreír, y tu manera de hablar. Basta y
sobra… Creí que tú solo en tan poco tiempo no serías suficiente; y una mierda.
Creí mal, y me toca asumir la responsabilidad e incluso las consecuencias. No
me gusta ser cobarde pero curiosamente, no tengo el valor de decirte: lo
siento, me he equivocado. Así que te lo escribo: lo siento, me he equivocado.
He sentido, no todo lo que tú crees, pero mucho más de lo que yo pensaba
sentir. Así que perdóname, por no ser tan sencilla, por querer más de lo que
debo, y por no tener el coraje de decírtelo mirándote a los ojos. Pero mejor
así, mejor quitarle importancia porque realmente no la tiene, porque realmente
esto es algo tan mío que mejor que no robe tu atención ni un segundo. Y perdón
por ser así, por solo saber expresarme ante mis letras, por no saber que
decirte, o mejor dicho, por no saber cómo decírtelo. Por tener miedo a que te
vayas, aunque creo saber que no te vas a ir, y eso me deja tranquila. Perdón y
al mismo tiempo gracias. Ah, y que te quiero, que no es un te amo, pero es un
te quiero. Te quiero mucho, y a pesar de todo, me gusta quererte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario