¿Qué
se siente? Me pregunto cada noche cuando miro al cielo y la luna parece una
muda y clara oyente. ¿Qué se siente, padre, qué se siente? ¿Dónde estás,
y... por qué? ¿Qué hiciste mal? Creo que yo lo sé. Tanta fe, tanta esperanza,
se acumularon como una gran bola de papel, que acabamos tirando al retrete, esa
noche, ese dieciocho de septiembre, ilusiones, planes y futuro, que decían
adiós con la melodía más amarga que puede escuchar alguien: la melodía de ese
último suspiro, que dice adiós. A veces pienso que se ha congelado el tiempo,
que ha pasado todo, y a la vez nada, que sigues aquí. Otras en
cambio pienso que te fuiste antes de que tu corazón decidiera no volver a latir. ¿Qué
se siente papá? Porque yo ni siquiera sé si siento. No has terminado de vernos
crecer, de vernos ser alguien, de vernos avanzar y escoger nuestros caminos,
quizás acertados, quizás equivocados, ¿qué más da? No has visto como la lluvia
borraba huellas y el tiempo las ha consolidado, como si fuesen marcas en el
cemento. ¿Qué se siente al ser esa corriente de ausencia que deja una estela de
dolor y recuerdos? ¿Te ha merecido la pena? No has conocido a mi primer amor,
quizás ni sepas que me he enamorado. No has visto como he abandonado lugares de
un portazo, ni como he permanecido en otros con lágrimas en los ojos. No has visto como he
retomado sendas ni como he cerrado caminos, como he abierto metas ni he creado
sueños. No sabes ya lo que es que el sol te queme, que la luz te despierte por las
mañanas, ni siquiera recordaras el sonido del mar rompiendo en la orilla, ese
sonido que tanto nos gustaba. Seguro que no te acuerdas del olor a campo
mojado, de los despertares de enero con las nubes y el sol escondido entre
ellas, como principales guardianes del océano. Seguro que ya has olvidado ese
baile que el viento hacía bailar a las cañas, postradas en la playa. ¿Y de los
castillos de arena? De horas de trabajo para que luego él viniese a
saltar encima y lo destrozase todo. Él... ¿te acuerdas de él papá? Porque yo
cada día que me despierto y lo veo dormir en la cama, siento miedo. Crece, y a
cada momento es alguien diferente, sin dejar de ser él. Y me pregunto a veces
¿quién será? ¿Qué hará? ¿En qué se convertirá? Mi amigo, mi niño pequeño, mi
hermano... ¿Y de ella? ¿La recuerdas? Sí, lo sé. Quizás, de ella es de la que
más te acuerdes ¿verdad? ¿Qué se siente papá? Cuarenta y dos años. ¿Te acuerda del sabor
de la tarta? De nata y yema, como siempre ¿Y de como se soplan las velas? ¿Y de como
se abre un regalo? Con impaciencia e ilusión No te preocupes, no llores, no estés mal.
Para eso estoy yo aquí, para recordártelo todo, para hacerte sonreír. Me he
enamorado, él es maravilloso, ojalá lo conocieses. Es simpático, guapo,
cariñoso, tiene carácter, pero es la mejor persona que he conocido nunca, la
mejor, papá. Es tan distinto, tan diferente a todos, tan impredecible. Una
sorpresa constante, tiene en la cara escrita la palabra "ilusión",
¿sabes por qué? Porque es mi ilusión, la de levantarme cada mañana, la de echarme a caminar, la de
sonreír. Es increíble, de distinta forma, pero increíble; como lo eras tú.
Todos seguimos juntos, con peleas y disputas, pero juntos, haciendo eco en el
mundo del gran significado de esa palabra que llena corazones y vidas: familia.
El mar sigue bravo, siendo mi fiel compañero, siendo mi lugar, siendo mi
verdadero hogar. Las cañas siguen bailando al ritmo del viento, y el cascabel
sigue sonando de vez en cuando. Las olas siguen haciendo su música junto a las
piedras de la orilla, y los castillos de arena siguen siendo el pasatiempo de
los veranos. Ella ha cambiado, como todos supongo. Pero sigue ahí, de una
manera u otra, se esfuerza y lucha. Sigue siendo mamá. Y él... te echa
demasiado de menos. En cada silencio cuando se menciona tu nombre, y en cada
sonrisa al recordar un buen momento. Te echa de menos con el brillo de sus ojos
cuando ve una foto, y con la fuerza de su voz... cuando dice "papá".
Sigues siendo su loco, complicado y maravilloso guardián, su compañero, su
amigo, su colega... su padre. En cuanto a la tarta sigue siendo dulce y yo sigo
teniendo que soplar dos veces para apagar todas las velas. Todo ha cambiado
brutalmente, pero las cosas importantes, siguen siendo igual. Seguimos siendo
una familia, seguimos juntos, los cuatro, contigo también. Seguimos siendo
grandes, seguimos siendo tú. Y no estés triste papá, no llores si no recuerdas
ciertas cosas. Para eso estamos, para eso estoy, para recordarte las veces que
haga falta como es el mundo, como es nuestro mundo, y como tú sigues formando
parte de él. Bienvenido papá. Bienvenido un año más al recuerdo, a los
cambios, a los sentimientos, al amor. Bienvenido a la vida, a casa, a tu hogar.
Un año más, felicidades.
Creo que es lo más duro que hayas escrito, te has vuelto a superar.
ResponderEliminarTe quiero tia, La Paleti.
Jajaja gracias mi amor, te quiero mucho.
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